Matías Ayastuy, Director de DDHH de Gualeguaychú

@matias.ayastuy

Derechos humanos, desafíos del presente

Va terminando un año difícil, que vino de otro dificilísimo. Crisis económica y pandemia. Cuidados que implicaron necesariamente restricciones que resguardaron la salud de las y los argentinos y que garantizaron atención pero que al mismo tiempo golpearon fuerte el trabajo, y la actividad productiva en general, en una economía que venía devastada por el macrismo.

Estamos frente a una crisis profunda, global y múltiple: laboral, ambiental, comunicacional, social, de deudas externas e internas. Y su salida, su necesaria salida, se disputa hacia distintos horizontes: hacia una convencida y peligrosa voracidad individualista; o hacia un porvenir para todos y todas, colectivo, aunque sea cargado de incertidumbres.

Y a pesar de los discursos de odio, discriminatorios y negacionistas (cuyo griterío ya hace eco en el parlamento), a despecho de los cultores de la crueldad y la muerte, del sálvese quien pueda; los derechos humanos están ahí, siguen allí como imperativo, como cultura, como referencia de lo que es necesario construir. Como utopía. Están allí, obviamente, en el camino colectivo, como un capital acumulado por los pueblos, que no podemos resignar. Pero, sobre todo, que no podemos convertir en un bello jarrón a cuidado de unos pocos en su rincón.

El asedio existe. Palabras y expresiones que en otro tiempo resultaban imposibles de decir porque lastimaban la dignidad humana, hoy vuelven. Porque el fastidio, porque la indignación por las injusticias reales que vivimos, que otrora se transformaran en luchas; hoy muchas veces se convierte en rencor privado, avivado y celebrado impunemente desde muchos lugares. Desde aquellos que insistimos en un camino colectivo, por una sociedad con justicia social, paz y felicidad, debemos también tomar nota de la emergencia de estos discursos, porque no son simplemente palabras, sino que, más tarde o más temprano, se materializan en violencias.

Los derechos humanos naturalmente deben pugnar por el respeto de las minorías y, sobre todo en estos tiempos, interpretar las angustias populares y fortalecer su agenda y su palabra hacia las mayorías, en los términos de sus propias y acuciantes problemáticas de inserción laboral, trabajo digno, formal y bien remunerado, salud, educación, ambiente y seguridad. Nuestro gobierno municipal, a través de las distintas áreas, toma decisiones, presta servicios y realiza gestiones, concibiendo en ello la realización de derechos fundamentales para la comunidad, y promoviendo los valores que sostienen la cultura democrática.

Hoy 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, creemos que es una buena ocasión para reflexionar, quizás más detenidamente, sobre los desafíos que plantea esta realidad, sobre las razones por las cuales los discursos del odio, y también los de la indiferencia y la banalización, pasaron de sobrevolar a tocar fibras sensibles en el pueblo con peligrosa fuerza. Quizá sirva este día para repensar cómo desplegamos nuevas estrategias que nos permitan incidir y defender efectivamente el sentido universal de los derechos humanos, que no es más que el de la dignidad humana. Porque esos derechos siguen siendo todavía un capital de los pueblos, una herramienta que aún conserva su potencial emancipador para forjar la sociedad igualitaria, justa y feliz.

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