Dos signos muy fuertes de este camino son la imagen de María Virgen y la Cruz del Peregrino. La imagen va adelante marchando junto a los peregrinos. En ella, "descubrimos a la Madre que mira a sus hijos, los alienta, los escucha y los acerca a Dios. La Cruz, con una bandolera, es llevada por varios a lo largo del recorrido, imitación de Cristo que cargo sobre sí la debilidad del hombre para su redención", indicaron desde la organización.
Cada bicigrino carga sobre si muchas intenciones que lleva consigo durante el camino. Proyectos, peticiones, acción de gracias, anhelos. Y ofrece ese tiempo de rodar como expresión de la oración que desea hacer.
"El camino, la cruz y la imagen de María nos enseñan que durante toda nuestra vida en el seguimiento de Cristo, cargando nuestra propia cruz, nos acompaña tanto María como Madre que intercede y un pueblo de Dios que, como los bicigrinos, se sienten acompañados y fortalecidos mientras se desanda el rico camino de la vida hacia la Patria Eterna", agregaron.
Por eso la espiritualidad propia de este peregrinar tiene su fuerza en el rodar juntos a María con alegría. La entrega, la solidaridad, el dejarse ayudar, el alentar son algunas de las grandes enseñanzas que nos va dejando año tras año esta linda propuesta sobre ruedas.