El film Jesús López, de Maximiliano Schonfeld, ganó el premio del jurado y del público en la competencia nacional.

La dirección artística del FICER conformó una selección de películas de realizadores y realizadoras de la provincia con diversidad de temáticas, géneros, estilos y miradas.

A lo largo de los cuatro días del festival, con entrada gratuita, el público no sólo pudo ver las realizaciones, sino también dialogar con directores, directoras, elencos y equipos técnicos de las obras cinematográficas que destacan a la producción audiovisual de Entre Ríos.

Celina Murga, Nicolás Herzog, Maximiliano Schonfeld, Marco Berger, Sergio Mazza, Ivan Fund, entre otros, presentaron sus obras a los espectadores.
La tercera orilla
La tercera orilla (2014), cuarto largometraje de Celina Murga, se proyectó con la presencia de la directora, el actor paranaense Alián Devetac y la actriz Gaby Ferrero. Esta obra contó con la producción ejecutiva de Martin Scorsese y fue filmada en Concepción del Uruguay. Su presentación internacional fue en la competencia oficial del 64° Festival Internacional de Berlín.

La historia está centrada en Nicolás (Alián Devetac), un adolescente de 17 años, hijo mayor de la familia no oficial de su padre Jorge (Daniel Veronese), un exitoso médico que lo ha designado como sucesor en la profesión y en los negocios. Nicolás vive con su madre (Gaby Ferrero), su hermana a punto de cumplir 15 años y su hermanito. Su padre tiene esposa y otro hijo, ellos sí, oficiales. La acción se desarrolla en una pequeña ciudad de provincia, donde todo se sabe, pero nada se dice. Nicolás lleva adelante un proceso interno no verbalizado que estallará de forma sorpresiva cuando busque su propio lugar.

Al momento de la presentación, Celina dijo que “si hay algo lindo de los festivales es esa posibilidad de dialogar con los que hacen las películas desde distintas áreas, poder seguir encontrándoles capas a partir de ese diálogo, de cómo se hizo, qué se quiso hacer, por qué. Hay algo de toda esa dinámica que las plataformas no la dan, solo suceden en la presencialidad y, como todo diálogo interpersonal, es único e incuantificable”.

Al finalizar la función, se llevó adelante una conversación con el público. En este marco, Celina contó que “el origen de la idea fue un caso de parricidio que hubo en Concordia, donde un adolescente mató al padre, a la mujer y al hermanito. Escribí sobre eso, pero por algún motivo no pude avanzar. La pregunta que me obsesionaba es ¿Cómo llega un adolescente a esa situación?

Entonces me di cuenta que podía cambiar ese final, no dejar al personaje en un lugar sin retorno, de cargar con una muerte. Fue así como llegamos con el guionista (Gabriel Medina) a la idea de que el contexto existiera y la situación de presión, de mandato y sobrecarga existiera pero que el final fuera otro: un estallido, pero no sobre una vida”.

A la salida de la función, Martín, uno de los espectadores, dijo: “Me pareció una película excelente desde todo punto de vista, desde la imagen y la edición. Destaco una particularidad del guion: en la relación de los personajes hay una cuestión vincular muy bien lograda, que está cargada de gestos, sutilezas y diálogos entre ellos que la hacen muy potente y muy verdadera, sobre todo”.
Nosotros nunca moriremos
En la función de apertura del FICER se proyectó Nosotros nunca moriremos (2020) de Eduardo Crespo con un gran marco de público en la sala principal del Centro de Convenciones (CPC).

Dado que el realizador no pudo asistir envió un video en el que expresó: “quiero agradecerles por estar ahí, al festival y a los programadores por incluir la película, también a la Secretaría de Cultura y a toda la gente que está trabajando para que este festival sea posible. Es una edición que será muy especial. Hay que celebrar que pueda ser presencial y que el público pueda volver a las salas. Es algo que esperábamos hace mucho tiempo. También quiero celebrar que hay una nueva Ley de Fomento de la Producción audiovisual de Entre Ríos y que traerá nuevas películas, nuevos realizadores, nuevas realizadoras. Eso me pone muy contento”.

Estuvieron presentes en la exhibición Jésica Frickel, Giovanni Pelizzari y Brian Alba, parte del elenco de Nosotros nunca moriremos, quienes fueron aplaudidos por los espectadores.

La película aborda el duelo de una madre, y de su hijo más pequeño, por la muerte del hijo mayor. Además de realizar los trámites burocráticos del deceso, la mujer y el niño repasan la vida de su familiar a partir de transitar los lugares por donde él anduvo y de conversar con sus amigos, su pareja, sus compañeros y su jefe. Para cada uno, este proceso doloroso tiene profundas implicancias reveladoras. Los personajes principales están protagonizados por la actriz trans Romina Escobar y por Rodrigo Santana.

Sobre la cuestión del duelo, presente en esta película y en otras del director, Crespo dijo “la muerte llega a mis películas como una especie de motor para pensar la vida, el futuro y otras cosas. En el caso de Nosotros nunca moriremos tiene que ver con empezar a conocer la vida a través de la muerte.

En este caso, Rodrigo, el hijo menor, descubre cosas de la adultez a partir de la muerte de su hermano” y agregó “también me interesaba en esta película ver el clima sombrío que se instala en los pueblos cuando ocurre la muerte joven. Quería pensar cómo un dolor individual y tan profundo como la pérdida de un hijo puede transformarse en una experiencia colectiva”.
Jesús López
La última película de Maximiliano Schonfeld, Jesús López (2021), fue la ganadora tanto del premio del jurado como del premio del público de la sección de Cine Nacional. El realizador crespense estuvo acompañado por gran parte del elenco. Al cierre hubo un diálogo con los espectadores y aplausos de pie. La película venía de ganar también en el Festival de Biarritz (Francia) y en la sección latinoamericana del Festival de Mar del Plata.

El título de este cuarto trabajo del cineasta hace alusión al nombre de un temerario piloto de carreras de Fiat 600 que pierde la vida en un accidente de moto. Su retraído primo Abel busca reemplazar al muerto: se hace amigo de sus amigos, empieza a salir con su novia, se viste con su ropa y adopta su actitud desafiante.

Esta transformación alcanza el punto culminante en una competencia automovilística en homenaje al joven fallecido, donde Abel conduce la máquina de Jesús. El guion fue elaborado entre Schonfeld y la gran escritora entrerriana Selva Almada. El rodaje se realizó en Valle María y cuenta con las actuaciones de Joaquín Spahn, Lucas Schell, Benigno Lell, Sofía Palomino, entre otros.

Schonfeld se emocionó al referirse a la reciente aprobación de la Ley de Fomento Audiovisual: “Quería hacer hincapié también en este hecho histórico y movilizador que estamos viviendo en Entre Ríos, que es la Ley, con la posibilidad para los y las cineastas de seguir haciendo películas, de que nuevos realizadores y realizadoras puedan hacer más películas” dijo.

Agregó: “también para encontrarnos con un público que muchas veces nos dicen que no existe, pero vemos a toda la gente que está hoy acá, y seguimos apostando por el cine”.

Al finalizar la proyección, Brian, uno de los asistentes, manifestó: “me sorprendió saber que era una película de cine entrerriano. Me pareció de muy buena calidad. La fotografía y la historia fueron espectaculares”. Luciano, de Santa Fe, dijo “creo que está buenísimo que se puedan ver estas películas acá. Es una experiencia distinta ver una proyección en sala. Vine puntualmente porque quería ver esta película; me tomé el cole para poder tener la oportunidad de verla”.
La sombra del gallo
La sombra del gallo (2020), del realizador Nicolás Herzog, fue la ganadora del voto del público de la sección de cine entrerriano. La obra cinematográfica es un thriller psicológico oscuro, protagonizado por el ex policía Román Maidana quien vuelve por unos días a su pueblo tras la muerte de su padre, con una salida transitoria después de ocho años de prisión. Allí, la gente está movilizada por la desaparición de una adolescente, otra más de un entramado de trata y femicidios al cual el protagonista se ve arrastrado por un fantasma del pasado.

Durante la presentación el director concordiense estuvo acompañado por dos actores del elenco, el consagrado Claudio Rissi y el paranaense Alián Devetac. Al finalizar la película se produjo un intercambio con la platea a partir de la obra visionada.

Rissi atrajo la atención de buena parte del público que le pidió autógrafos y muchas fotos. Además, estuvo muy demandado por los medios de comunicación. Consultado sobre la experiencia de filmar en territorio entrerriano contó que “la pasé muy bien, yo iba y venía del rodaje, que tuvo varios momentos. Herzog es muy generoso, muy amable, la pasé tan bien, que por eso estoy acá con mi familia presentando la película”.

El actor interpreta a un amigo del padre del protagonista a quien hostiga. “A mí me divierte hacer esos personajes cínicos, saco los filtros y sale todo lo que tiene que salir, no me conflictúa. La única preocupación es repetirme como actor, es decir, mi única preocupación es envejecer como actor, no como individuo, como actor sí, me da mucho miedo. Por eso, me viene tan bien trabajar con directores jóvenes que tienen otra mirada, otra energía como Herzog. Lo mismo con actores jóvenes que contagian una energía diferente que uno trae a su experiencia. Las nuevas miradas de la realidad, cómo enfocan, qué colores están mirando, son otras historias las que les interesan”, dijo.

Sobre la nueva Ley de fomento audiovisual de Entre Ríos opinó que “toda ley que fomente el cine, que lo proteja, va a recibir mi apoyo. Sabemos que hay intereses foráneos que tratan de deprimir estos espacios, porque quieren conducir la cultura a su manera, pero este conflicto está en todo el planeta. Francia fue uno de los países que comenzó a fomentar la protección a su cine, fue una punta de lanza en este sentido. Tenemos que hablar de lo que nos pasa a nosotros en nuestro país, en nuestro cine no podemos hablar de otra cosa. Tenemos mucho para contar y para reflexionar acerca de lo que nos pasa como sociedad, en nuestra singularidad está nuestra grandeza. Entonces es necesario que haya fomento a nuestras manifestaciones artísticas”.
Gualeguaychú, el país del carnaval
Marco Berger es el director de Gualeguaychú, el país del carnaval (2021), otra de las piezas entrerrianas que pudo ver el público que asistió al FICER. Se trata de una realización sobre un costado poco visibilizado del carnaval más famoso de Argentina.

La cámara está enfocada en los cuerpos masculinos y en el homoerotismo de los preparativos, de los vestuarios, de las reuniones previas, de los rituales y de los festejos que surgen en torno al atractivo principal. De este modo, se corre la mirada históricamente instalada sobre los cuerpos de las mujeres y se posa sobre la sensualidad de los varones.

Esta perspectiva original está constituida a partir del registro documental, la ficción y el ensayo. Además de los escenarios vinculados al baile, los trajes y las plumas hay otras escenas que transcurren en zonas campestres y también diálogos que refieren a los trabajos rurales. Esto marca un posible contrapunto de los personajes y de la sociedad toda, marcando un contraste entre los días de carnaval y los momentos en que no hay fiesta.

El realizador contó que “estuvimos cinco años filmando en Gualeguaychú. Es un lindo retrato muy personal del carnaval. El documental tiene una óptica desde el punto de vista en el que trabajo yo: trabajo mucho con el erotismo masculino. Es un poco también una postura política en cuanto a que a la mujer se la cosificó históricamente y entonces yo doy vuelta un poco ese juego: pongo al hombre en foco. Bueno mi documental es específicamente sobre eso, sobre el mundo masculino que la gente no conoce tanto, sobre cómo los hombres se ponen en un lugar de vedette: con los cuerpos torneados y la exposición”.

A esto agregó que “el otro punto fuerte de la película es todo lo que pasa en Gualeguaychú en el carnaval, que es esta cuestión del vale todo, del alcohol, de la joda, del permiso. Es como un mes donde se transforma todo. Y me gusta mucho mostrar eso, como la parte lúdica y dionisíaca del carnaval”.
One shot
One shot (2018) es una obra de Sergio Mazza que cuenta dos historias, la de Marita y la de El Sensei. Marita (María Laura Aleman) es una mujer trans de 60 años que vive en un pueblo de Entre Ríos y padece segregación y profundos dramas familiares por su identidad. Sigue enamorada de Mercedes (Esther Goris), la mujer con la que estuvo casada antes de hacer la transición. A su vez, mantiene una relación cordial, pero compleja, con su hija (Belén Blanco).

Al mismo tiempo, su socio quiere desvincularla de la Escribanía de la que era parte. En paralelo, El Sensei, un joven integrante de la comunidad china, busca alternativas al trabajo que hace a disgusto en el supermercado de sus familiares. Son historias paralelas de dos marginados que en el punto de fuga se cruzan. Es una película sin concesiones, con registro explícito de la intimidad de ambos personajes y de un realismo inquietante.

Sergio Mazza señaló al respecto que “es muy importante mostrar las películas en festivales porque pasan cosas muy mágicas. Terminé de entender mi obra luego de la proyección y de las preguntas que me hizo el colega y amigo Nicolás Herzog”.

Agregó que “es una película que me incomoda, que la siento disruptiva en mi filmografía y me genera una cantidad de nervios que no suelo tener. Esto me pasa por los protagonistas y por el abordaje que hago que, como me dijo Nicolás, es casi documental. A través de abordarlos de forma documental les realicé una ficción a ellos. Por lo general, cuando uno realiza una ficción tiene un control del efecto que busca, pero cuando uno se compromete con el proceso del protagonista desde ellos, y de ahí sale la ficción, se toman muchos más riesgos. Yo los encontré como personajes de una ficción, pero su propia presencia me hizo tomar la decisión durante el rodaje de empezar a seguirlos. Eso es sumamente importante para mí porque creo que esos dos personajes merecían ser abordados desde lo personal más que obligarlos a cumplir con la ficción y así lo hice”.
Piedra noche
Piedra noche (2021) del director entrerriano Iván Fund, cuenta con las actuaciones de Maricel Álvarez, Mara Bestelli, Alfredo Castro, Marcelo Subiotto, Jeremías Kuharo. El guion es de Santiago Loza y la adaptación del propio Fund y del escritor de ciencia ficción Martín Felipe Castagnet.

Del maquillaje y vestuario estuvo encargada Betania Cappato, realizadora santafecina que también presentó en la competencia nacional del FICER su película Una escuela de Cerro Hueso.

La película de Fund hace foco en un fragmento de la historia de Greta y Bruno, quienes han perdido a su pequeño hijo y están en proceso de venta de la casa que habitaban los tres en la costa atlántica. En medio del duelo, Sina, amiga de la infancia de Greta, viaja a para acompañarlos y ayudar en la mudanza.

En medio de los embalajes y la entrega del inmueble, Bruno, se resiste a dejar el lugar a partir de percibir la presencia de su hijo y de una criatura mitológica que los lugareños afirman vive entre el bosque y el mar. La música original de Francisco Cerda es parte fundamental de la obra cinematográfica.

Luego de la proyección, en el intercambio con el público, Fund indicó que “cuando leí el guión de Santiago Loza me impactó mucho la historia, pero particularmente lo que me llamó la atención fue un mínimo elemento fantástico. Eso me quedó resonando y cuando pudimos empezar a darle forma al proyecto entendí que la única forma que tenía de contar esa historia era expandir ese elemento fantástico. Para eso lo convoqué a Martín Felipe Castagnet e hicimos este movimiento. Para mí, no es una película necesariamente sobre la pérdida de un hijo o sobre el duelo en el sentido más concreto, sino que es la relación de uno con la propia infancia, con la mirada de la infancia y un poco de mi relación con el cine. Es la historia de unos personajes que caen dentro de la mirada de un niño que ya no está".

De alguna manera, "empiezan a habitar el mundo y el imaginario de ese nene. En muchos aspectos, sentía que el imaginario de ese niño también era el mío. De ahí todos los guiños al cine de los 90, al cine de aventuras. No quería que sean guiños solamente cinéfilos sino rasgos que pudiesen resonar emocionalmente en los personajes para que el espectador pueda acceder de una manera más vasta a lo que le está sucediendo a los personajes”.
Cine Entrerriano
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