El endurecimiento de las restricciones para la adquisición de la divisa estadounidense en nuestro país posee una contracara que es menester explorar, y sobre la cual se sustentan las medidas adoptadas.

La disponibilidad de dólares en las reservas de nuestro país encendió una alarma producto de su disminución acelerada en el corto tiempo, explicado principalmente en la necesidad del Banco Central de vender divisas para mantener equilibrado su precio.

Por tanto, el contexto de medidas adoptadas solo se explica en un análisis más profundo de nuestras reservas, y que implica a su vez retroceder en el tiempo para observar la evolución de las mismas en el mediano plazo.
Como se puede observar en el gráfico la situación actual de las reservas del BCRA deben explicarse en los inicios de la crisis cambiaria desatada en 2018, que implicó el desembolso (y por ende endeudamiento) de más de 43 mil millones de dólares por parte del FMI, y cuyo desenlace culminó en octubre de 2019 –Administración Macri– con una caída del 13,6 por ciento de las reservas en relación al inicio de la crisis, y con la necesidad de imponer un cepo de compra máxima para el ahorro en dicha moneda de US$ 200.

Ahora bien, el cepo logró detener la caída estrepitosa de las reservas, no obstante, estas prosiguieron su camino en la reducción sostenida. Como se observa en el gráfico los niveles de variación de las reservas desde Enero 2020 hasta la fecha, son notoriamente menores a los experimentados en los periodos anteriores, sin embargo, la reducción evidenciada en algunos meses superan el 2,5 por ciento de las reservas brutas.

Esta reducción de reservas se explica principalmente por la necesidad del BCRA de vender divisas en el mercado para abastecer la demanda del sector privado y equilibrar el precio de la misma, evitando una devaluación acelerada.
Esta situación exigió al Banco Central desprenderse de más de USD 3.100 millones en lo que va de 2020 (a lo que debe sumársele la reducción de las reservas para el pago de intereses y obligaciones de deuda).

En este camino, y como se observa en el cuadro, en Junio de este año, la fuga de capitales implicó la venta promedio de reservas por más de US$28 millones diarios, en Julio por US$27 millones diarios promedio, y en los que va de septiembre se calcula la venta de mas de 100 millones de dólares diarios promedio.

El drenaje de reservas producto de consumos con tarjeta y la compra de dólares para atesoramiento se fue incrementando mes a mes, hasta que en agosto se rompió el récord con 4,8 millones de compradores, que se llevaron cerca de US$1.000 millones.

Teniendo en cuenta la composición de las reservas de nuestro país, en Agosto de 2020 estas ascienden a US$42.842 millones. No obstante, la cuantía de reservas netas de libre disponibilidad para la utilización del Banco Central con el objetivo de morigerar los impactos de la fuga de divisas significa solo el 20 por ciento y no superan los 9 mil millones de dólares.
Es menester aclarar que los fondos de divisas netas, son los instrumentos a su vez utilizados para garantizar la compra de importaciones del sector productivo argentino, como así también para el pago de intereses y obligaciones de deuda.

Con cocientes de venta de dólares del BCRA por mas de 100 millones diarios como lo promediado en Septiembre, se puede proyectar que las reservas netas de libre disponibilidad alcanzarían para intervenciones del mercado de cambio -sin contabilizar los gastos para el pago de importaciones y los de intereses de deuda- solo para los siguientes 4/5 meses.

Esta situación de escases de reservas, sumada al desprendimiento de enormes cuantías diarias, explica el endurecimiento de medidas por parte del gobierno nacional y la dirigencia del Banco Central. Sobre estas restricciones pesan hartas dudas sobre su eficiencia, su capacidad de aplicación, y principalmente, si las mismas no son a su vez un obstáculo para su ingreso de inversiones al país.
No obstante, este debate coyuntural forma parte de la superficie de un mar de fondo mas complejo sobre el que circulan problemas estructurales, históricos y cíclicos de nuestra economía. La restricción y escases de dólares está presente en todas las etapas de la historia moderna argentina, y a pesar del paso del tiempo los cuestionamientos irresolubles siguen siendo los mismos el problema del déficit de la cuenta corriente parece irresoluble -Argentina gasta más dólares de los que genera-.

En 30 de los últimos 40 años hemos padecido este problema. ¿Cómo lograr la transformación de la estura productiva de nuestro país hacia una de mayor tracción de divisas y sostenida en el tiempo? ¿Cómo lograr que los altos niveles de capitales de ahorro de los argentinos se vuelquen a la inversión, y no a la fuga constante?

¿Cómo es posible que los elevados niveles de endeudamiento, terminen siendo ineficientes, financien la especulación, y pongan en jaque la estabilidad económica del corto plazo? ¿Cómo solucionar el problema del déficit permanente de la cuenta corriente?.
Mercado cambiario Dólares
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