Pero a veces la muerte suele ser mezquina y sobrevivió.
Creció sin saber qué había sido de sus padres, de sus hermanas, de su hogar. Creció escuchando sobre los fatídicos vuelos de la muerte sobre el Río de la Plata y absoluto silencio sobre los que habían sobrevolado el sur entrerriano.
Vuelve a Buenos Aires con un plan meticuloso que le llevó años diagramar: hallar a sus verdugos, engañarlos y ponerlos en la palma de su mano.
Y provocar a la muerte, para ver si esta vez, le concede el privilegio de saldar su deuda.
En una lectura adrenalínica, el presente se mezcla con el pasado en un libro que incomoda e interpela al lector. La pluma de Nerea Liebre comienza a toda velocidad: “Iré directo al grano, en un plazo máximo de un día, moriré”.
Una carrera a fondo por develar una verdad silenciada durante décadas. Quebrantahuesos es una novela que no salda heridas abiertas, todo lo contrario, arroja sal sobre ellas, que escuecen y mantienen la memoria intacta.