Francisco Álvarez, presidente del Nuevo Espacio
@nuevo.gualeguaychuNo miremos para otro lado
Ese hecho marca, como casi ningún otro, el nivel de poder e impunidad con el que los narcos se manejan en la Argentina.
La escalada de la droga en nuestro país y el imperio organizado de las estructuras delictuales han tejido una red cada vez más poderosa que no sólo han logrado llegar a cada barrio con la venta de sus mercancías, sino que han reclutado ejércitos de civiles, acceden a círculos del poder y tienen privilegios como los de Cantero.
Sobre el tema drogas y poder narco se ha venido escribiendo e investigando. Sin ir más lejos, en Entre Ríos, Daniel Enz se ha animado a hurgar en ese inframundo. Pero más allá de publicaciones, de acciones positivas como la llegada de un Juzgado Federal a la ciudad o la ley de narcomenudeo, la escalada de la droga en Gualeguaychú no cesa.
A diario recibimos las quejas, los ruegos y los lamentos de vecinos -todos mezclados y en voz baja-, sobre el avance desfachatado de los transas en los barrios que se van robando las vidas de los chicos. Consumiendo o como peones de venta para poder mantener su adicción o para ganar unos pesos, nuestros jóvenes entran, cada día más, al juego perverso y mortal de la droga.
Lamentablemente, y más allá de algunas acciones a cuentagotas, no parece ser un tema de interés de esta gestión municipal. Cuanto menos nunca no ha sido tomado con fuerza. No se lo ha erigido jamás con firmeza ni determinación. No se lo puso a la luz ni se le dio el ímpetu que se le dio a otras cuestiones como, por ejemplo, a las de género o al lenguaje inclusivo.
La gravedad inusitada del tema drogas merece otra atención y ser uno de los tres o cuatros temas más importantes de una gestión comunal. Los narcos -de acá y del mundo- se roban los futuros y destruyen los presentes. Entretejen poder. Generan bandas criminales. Para ellos quitar una vida es un trámite que se hace con balas.
No tomar nota de ello es peligroso e irresponsable. Cuesta creer que no se haya caído en la cuenta de la magnitud de la problemática. Por omisión o por decisión política, no salir al encuentro de este tema con vigor y con todo el peso del Estado Municipal es grave y merece ser remarcado con rojo en el “debe” de la actual gestión comunal.
